Días 63 a 68 – Paraguay – Cruzamos Paraguay de norte a sur – 365 km

Paraguay – Salto del Ñacunday y Misión Santísima Trinidad del Paraná

8 a 13 de septiembre.

Última noche en Iguazú, llenamos agua y pasamos primero la frontera a Brasil, de camino vemos una gran superficie y paramos para hacer una buena compra, encontramos mucha variedad y llenamos el arcón. Bajo los dos asientos del interior hay sendos arcones, uno que lo dedicamos como despensa y otro a diverso material. Comemos en un bufete que te cobran al peso. 


Pasamos la frontera de Paraguay sin mucho problema hemos localizado un parking de un club privado donde podemos pasar la noche. Es un lugar vigilado así que dejando la Merche en el parking y nos vamos al centro a cambiar euros por guaranies (moneda paraguaya). Nos hemos dejado en casa, no sabemos dónde ni cuándo, todas las sandalias, así que trataremos de comprar alguna.

A pesar de ser una ciudad tan comercial, resulta que los sábados por tarde y domingo cierran, así que volvemos pronto al parquin. Allí conocemos a otros viajeros, una pareja suiza, ella de padres españoles que viajando mucho a Australia, se compraron un todo terreno Toyota Land Cruiser equipado y decidieron, hace unos meses, pasarlo a Chile para viajar por América. Otra pareja de venezolanos que viajan en una combi de amarilla muy chula.

La noche es un poco ruidosa, parece que los fines de semana son para el alcohol y reggaetón muy muy alto.

Día 64

El día anterior apareció un chaval que nos invitó e insistió que fuéramos a un evento este domingo, que el nos vendría a buscar a las 9 y nos llevaría al lugar, y así hacemos. En Paraguay hay un club de combi wosbaguen que funcionan de lujo y que organizan quedadas para mostrar sus combis y otros coches, motos, bicicletas! «antiguas». Así que allá vamos los tres vehículos detrás del paraguayo que nos guía hasta el recinto montdo en una pequeña moto con su mujer un pequeño.

Estuvimos unas 2 horitas muy agradables comentando curiosidades del viaje con los chavales además de ver cómo se ganan la vida los venezolanos de la combi. La llevan muy preparada para cocinar, (y muy limpia) cocinan de todo pero sobretodo arepas, venden camisetas y reproducciones de las combi muy buenas. Muy buena onda.

Salimos sobre las 12 porque queremos llegar pronto a nuestro próximo destino: ñacundai , nunca sabemos que podemos encontrar en estos caminos, son solo 70 km pero…., Pues menos mal porque el viaje fue horrible, con un calor tremendo, el sol sobre la cabina y sin abrir las ventanillas porque tras unos 20 km de asfalto comenzamos con una camino en muy buen estado pero de polvo, puro polvo rojo que se mete por todos los sitios. 

Llegamos al salto del Mondai dejando el empedrado pueblo atrás y la caseta de los guardabosques que nos animan a quedarnos y bajar por un caminito angosto de 2 km, sin lugar para dar la vuelta hasta llegar a una zona ya más despejada pero inclinada, no podemos poner a Merche recta. Hay algunos coches que se van marchando al caer la tarde para quedarnos solos solos, solos. Estamos agotados, un día duro de calor.

Día 65

Toda la noche oyendo el estruendo del tremendo salto que tenemos a 20 m de nosotros, el salto del Ñacunday en el río Ñacunday, a unos 500 m de aquí desemboca en el Paraná. Una sensación contradictoria por un lado el estruendo de la naturaleza pero por otro no te deja escuchar otros sonidos propios de ella y estamos completamente solos, a 2 km está la casilla de los guardabosques donde no sabemos si pasan la noche. Carmen pasa gran parte de la mañana a la orilla del rio a 5 metros del salto de agua e la parte de arriba y Jesús con las fotos y el diario. 

El día está siendo muy caluroso, bajamos por el camino que tienen hecho los guardas hasta el río para ver la cascada desde abajo, allí podemos apreciar que a pesar del agua que baja, el río está bastante bajo, quizás un metro más bajo de lo normal, hay mucha sequía.

Subimos de nuevo y nos vamos directamente a una pocita que hay en la parte alta del salto y nos pegamos un pequeño baño, el agua está muy fría pero se agradece, hace mucho calor. El entorno es de cuento, estamos en la selva, bañándonos en un río a pocos metros de un precioso salto de agua y solo nosotros y los posibles animales que nos observan, solo oímos el ruido del salto de agua.

Imposible cocinar dentro porque además tenemos a Merche al sol para cargar las baterías con las placas solares, así que es el momento de estrenar otro elemento de los que traemos, un pequeño fuego que se conecta a una salida de gas que hay en el exterior de la Merche, Jesús ya hizo los apaños en España para que la conexión funcionase y voila ¡funciona! La estrenamos con un rissoto de brócoli y champi que hace Jesús.

El calor es insoportable pero los mosquitos más. Nos dejan unos abones que nos durarán varios días, a Jesús le da un poco de alergia ya que se le hinchan mucho y se está tomando un antiestamínico.

La luna no está llena pero es muy roja tiene el mismo color que la luna de sangre, creemos que es por el ambiente, polvo en suspensión rojo. Nos acostamos dejando todo preparado para salir pitando ya que se ve nublado y si llueve no podríamos salir de allí en unos cuantos días, por suerte no llueve pero la Merche se queda por primera vez sin batería, no cargó lo suficiente al estar con mucha sombra entre árboles.

Día 66

Salimos muy pronto para quitarnos los 50 o 60 km que tenemos de polvo lo antes posible. 

En la salida del parque preguntamos al guardaparques cual es el mejor camino para ir hacia el sur y nos dice que si vamos al sur tenemos que pasar el río con una balsa, pero que no hay problema pues pasan camiones grandes, bueno pues allá que vamos!. La balsa es para camiones sí, pero el río es el Ñacunday y está muy bajo, cómo un par de metros o más, la rampa de acceso a la balsa es muy pronunciada tanto de subida como de bajada, Jesús advierte a los barqueros que podemos dar con el paragolpes trasero, estos dicen que no pasa nada que ponen tablones para elevar a la Merche así que con un poco de preocupación nos ponemos manos de los barqueros, Carmen cámara en mano viendo desde fuera la maniobra. Quitan tablones de la misma balsa para ponerlos en la ruedas de atrás, en una de esas el tablón se abre y el paragolpes trasero choca contra el suelo y como está en pleno movimiento éste se retuercen y también se dobla una protección de hierro de la parte de abajo, pero pasar, pasamos!.

Seguimos por un camino de polvo en un día que amaneció con una bruma espesa, al principio creíamos que era la del río pero no era polvo y continuamos así todo el trayecto. Carretera de arena roja, encajonada entre cultivos, grandísimas extensiones de trigo, maíz o sorgo y soja en todos los colores de su crecimiento pues deben de poder tener más de una producción al año. Un paisaje inquietante por lo que significa, latifundio cerealista donde hubo, no creo que hace mucho, una selva húmeda, inquietante verdad?. A la vez es de una belleza deslumbrante y riqueza para un país pobre como es Paraguay. Durante todo el recorrido la Merche arroja polvo por todos los costados.

Paraguay, donde solo estaremos 5 noches y veremos una pequeña parte ya que cruzaremos por su lado este, de norte a sur, nos sorprende porque no es pobre, es agrícola, sus casas no cambian mucho de lo visto en Argentina y los coches son todos nuevos, grandes o pequeños pero muy nuevos. Según nos dicen todos hablan guaraní que es su lengua materna. La lengua oficial es el español pero lo poco que hemos podido relacionarnos con los paraguayos hemos tenido dificultades ya que su español es muy escaso en palabras que mezclan con palabras guaraníes.

Comemos por el camino en un chiringuito recomendado de una comida típica de Paraguay, chipas, son unos bollitos hechos harina de mandioca rellenos de carne o verduras, muy ricos. Carmen se ríe y le comenta a Jesús que ya no es canoso, que es pelirrojo j aja ja. Estamos todo y todos embadurnados de polvo rojo, necesitamos urgentemente una buena ducha.

Llegamos al camping ya tarde y cansados pero merece la pena, por primera vez tenemos una piscina enorme para nosotros solos!!!!. Es una zona de acampada dentro de un complejo turístico donde hay animales, entre otros unos tapir, no los habíamos visto en la selva y los vemos aquí.

Día 67

Nos quedamos otro día en este camping, además de buenos servicios y muy tranquilo, Merche necesita una buena limpieza, el día se transforma en un zafarrancho de limpieza, Jesús por afuera, en los cajones y Carmen por dentro, tanto tiempo nos ocupa que casi no nos da tiempo a bajar a la piscina a bañarnos, Carmen ya de noche se lanza a hacerse unos largos.

Los tapir que vimos a la entrada al complejo son una hembra recogida por recuperación en la presa que visitamos y el macho igual pero del Chaco, que habían tenido una cría y creían que la hembra estaba de nuevo preñada, nos cuenta Carol, la dueña del camping

Día 68

Después de poner agua salimos para ver las misiones de este lado. Primero vamos a Santísima Trinidad del Paraná, muy parecida a San Ignacio, le falta la gran portada, está muy bien cuidada y quedan muchos restos de la decoración, muy bonito los ángeles en relieve de la gran cúpula, quizás las casas de los indios estén más conservadas. Conserva dos iglesias semiderruidas, la más pequeña incluso con un campanario exterior en pie.

Después iremos a Jesús de Tavarangüe, tavarangüe en guaraní significa inacabado, porque está reducción nunca se terminó, trabajaron los 10 últimos años de los jesuitas en esta zona y cuando son expulsados lo dejan a medias. La iglesia nunca se techa pero se ve claramente que el estilo es más sobrio, destaca los arcos de la puerta que son trilobulados, se estaban utilizando en la España mozárabe. Todo está muy bien conservado y despejado.

Nuestro plan del día era comer algo típico de Paraguay para pasar después la frontera a Argentina. Buscando un lugar para comer llegamos a Encarnación en la frontera con Posadas y sin encontrar nada nos metemos en una cervecería alemana comiendo lasaña!. 

Pasamos sin problema la frontera paraguaya pero cruzar el puente Internacional San Roque González de la Santa Cruz, sobre el río Paraná, nos cuesta casi dos horas, se nos hace de noche y nos cuesta mucho llegar al camping porque el GPS nos manda por calles empedradas llenas de caceras imposibles para la Merche y en más de una ocasión debemos dar la vuelta buscando un camino mas transitable para nosotros.

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